Y tal

Veréis, pichoncitos míos: yo hablo por los codos. En serio. Si me dejas y tengo algo de lo que hablar (muy común, pues encima soy de tendencia dominante, por decirlo de una manera, así que suelo adueñarme de la conversación(?)) no callo, y una vez te acostumbras incluso te hace gracia. La cosa, es que he intentando numerables veces no añadir nada. Pero no puedo. es superior a mí. Es oír algo con lo que no estoy de acuerdo o a lo que puedo añadir algún detalle y salto como un muelle. Gracias a eso hace unos años me conocían en mi curso como "el chico que siempre terminaba peleándose con los profesores". Pero no era mi culpa, que conste. Era cosa suya, que no aceptaban que yo molo más.

Fuera como fuere, la cuestión es que adoro hablar. Mantener conversaciones y discusiones con cierta calidad intelectual me apasiona. Además (si no me pongo nervioso, claro está) tiendo a argumentar bien mis opiniones, así que se me antoja muy interesante y divertido descubrir opiniones contrarias y machacarlas debatir un poco. Y, por si fuera poco, me encaaaaanta quejarme. O sea, que no se me entienda mal. No es que me guste el hecho de quejarme en sí, pero cuando algo me molest me gusta contárselo a alguien para quitármelo de encima y quedarme más tranquilo. Es muy chachi. Pero el otro día estaba volviendo a casa, solo, y unos compañeros me molestaron con su actitud y necesitaba quejarme. Pero claro, no estaba mi hermano por allí, así que las ganas fueron más fuertes que el sentido común y terminé hablando solo todo el camino hasta casa. Seh. Así soy yo.

La gente me miraba raro, obviamente. Pero yo sudaba, porque estas cosas me dan muy igual y tal. Recordemos que soy el señor que se metió en el metro a las cinco de la mañana disfrazado de Ryuk como si lo hiciera todos los días. Y tal. Pues eso, que hablaba solo. Medio susurrando, y tal. Al principio. Ya luego me fui animando y alcé un poco más la voz. Pero solo un poco, eh. Un pelín. Y ya me veis en el metro, mirando un punto fijo de un rincón esperando a la siguiente parada mientras critico a mis compañeros. Una mujer empezó a mirarme de reojo en plan mal, comprobando que realmente estaba hablando solo. Casi podía leerle la mente. Fijo que pensó algo tipo "me ha tocado el raro de turno". O yo que sé. No entiendo a las mujeres D:

Y nada, eso. He llegado a un punto de mi vida que ya de vergüenza me queda poca, lo cual es un gustazo. No sabéis lo bien que sienta hacer el idiota por la calle y que te importe un pimiento cómo te miren. A veces incluso arranco alguna sonrisa cuando ven que realmente lo disfruto. Es bonito. Haces feliz a la gente es bonito.

Y ya dejo de escribir que me pongo cursi y no toca. Dani me pegó la última vez por decir que era poco macho :'c.

Besis <3 jódete Dani <3